"Hace casi un año, los operadores privados del sistema TransMilenio (TM) y la Alcaldía de Bogotá venían discutiendo acerca de cuál debía ser la mejor fórmula para renegociar los contratos de la fase I –calle 80 y avenida Caracas–, que vencen el próximo mes de diciembre tras 12 años de operación.

 

Aunque con la llegada de la actual administración hubo momentos críticos, en los que se alcanzó a amenazar con crear un operador estatal para que la ciudad asumiera el control del sistema, lo cierto es que las aguas se calmaron y se empezó a negociar con cabeza fría. A simple vista, se trataba de hallar consenso sobre la base de una rebaja en el pasaje (hasta de un 10 por ciento) con cargo a los operadores, a cambio de ampliar la vida útil de los vehículos: pasar de 850.000 kilómetros de servicio a 1’100.000 kilómetros, tres años más de vigencia.

 

Todo parecía indicar que las cosas llegarían a buen puerto. Pero no fue así. Debido a no pocas desavenencias internas en TM, el tema quedó congelado y la Administración optó por decretar una rebaja de la tarifa del 17 por ciento durante las horas valle, con cargo, ya no a los privados, sino a las finanzas de la ciudad. Hoy no es claro bajo qué condiciones se tomó tal decisión. La Alcaldía asegura que gracias a ese beneficio se ha incrementado el uso del sistema en horas de menor demanda, y esto ha contribuido a mejorar la movilidad, particularmente en horas pico. Pero el costo, que algunos estiman en 150.000 millones de pesos al año, aún no se sabe qué impacto tendrá sobre las arcas de la ciudad.

 

Si bien la Alcaldía pudo darse un baño de popularidad con la rebaja, no aclaró el panorama frente al vencimiento de los contratos de la fase I. La falta de un acuerdo, bien por el apetito desmedido de unos o la terquedad de otros, podría llevar a la ciudad a una emergencia, debido a la inminente salida de 400 buses (32 por ciento) de los corredores más críticos que posee TransMilenio. Solo el de la Caracas tiene hoy la misma demanda que un metro: 45.000 pasajeros por hora/sentido.

 

Fernando Sanclemente, el hasta hoy sobreviviente gerente de TransMilenio –por el cargo ya han pasado cuatro en 14 meses–, ha salido a dar parte de tranquilidad. Ha dicho que ya se está estructurando una licitación para que una nueva flota de articulados opere en los corredores de la Caracas y la 80. Y añadió que se negocia con los empresarios para extender la prórroga de los contratos hasta el mes de diciembre, mientras se surte el trámite de la licitación, y evitar así que se afecte el servicio a los usuarios.

 

Quienes conocen el tema aseguran que ni la mejor gerencia pública puede adjudicar una licitación de estas características en tan poco tiempo. No solo porque hay que entrar a revisar el modelo matemático, costos, inversiones, nuevos porcentajes de retribución para la ciudad y demás, sino porque, una vez se concreten las reglas de juego, la llegada de los nuevos buses podría tardar ocho meses. Se está sobre el tiempo.

 

La situación no sería preocupante si de por medio no estuviera la posibilidad de que TM sufra una emergencia por cuenta de la falta de buses. Hoy, su flota está compuesta por 1.215 vehículos articulados y biarticulados que mueven 1,8 millones de pasajeros al día. Si la gente protesta cuando uno de estos aparatos tarda 15 minutos en arribar a la estación, no queremos imaginar lo que sucedería si simplemente no llega.

 

Más le vale al señor Sanclemente tener razón, pues hay quienes empiezan a comparar lo que está ocurriendo –sin contar que persiste el problema de la doble tarjeta para acceder al sistema– con lo que sucedió frente al tema de las basuras. La historia no puede repetirse".

 

Fuente: Editorial El Tiempo